martes, 15 de mayo de 2007

[ Madre & Padre ]


Rol de Madre

Ser madre y padre a la vez Asumir la maternidad sin el padre es una compleja tarea para la progenitora e implica una carencia significativa en el desarrollo psicológico del hijo. Aunque muchas mujeres cumplen esta difícil misión, la figura paterna es irremplazable. Conoce los costos de esta experiencia y cómo no herir a los hijos ni a una misma.

La mujer abnegada, emprendedora, liberal y poli funcional tal vez tenga su máxima expresión en aquéllas que, por distintas razones, asumen la maternidad sin la presencia del padre. En la medida de lo posible siempre los niños debieran venir al mundo en el contexto de una familia, con un padre y una madre comprometidos en sus roles y responsabilidades con el hijo. Pero a veces la realidad dista bastante de lo ideal. La mujer y su hijo abandonados a su suerte por un papá ausente son tan antiguos como el mundo, pero sólo en los últimos años se ha visto a mujeres que eligen vivir su maternidad sin el progenitor. Pero en ambos casos el dilema es el mismo: cómo ser mamá y papá a la vez, sin dañar al hijo ni a una misma en una tarea tan extenuante.






Ser padre: un rol irremplazable


Si bien una mujer puede esforzarse y cumplir con total entrega la función de padre-madre, Pilar Sordo afirma que la figura paterna es irremplazable. “Se puede ser papá y mamá a la vez pero no se pueden reemplazar los roles. Ella va a tener que integrar lo femenino y lo masculino dentro de sí misma y de esa manera sí podrá ejecutar ambos roles, pero no reemplazará la persona ausente. Siempre hace falta un padre y siempre hace falta una madre. Si el papá está ausente ojalá haya otros adultos significativos varones que "reemplacen" la ausencia, puede ser un abuelo, tíos u otros adultos varones que muestren sus variables masculinos”. Otro aspecto relevante en esta experiencia madre-hijo, ocurre cuando el niño crece y pregunta por qué no tiene papá cuando sus amigos sí lo tienen. Pilar Sordo recomienda siempre ir con la verdad por delante, evitar dar una visión negativa del papá ausente y jamás transmitir al hijo las frustraciones ni rencores.


Mama feliz, niño feliz


Los daños o heridas que un niño pueda sufrir ante esta realidad dependen de cómo haya vivido la madre la resolución de su propio conflicto y de cuánto "endosó" esa madre su historia personal a su niño. Una madre que dio vuelta la página y sanó sus propias heridas sin transmitir rencores a su hijo permitirá un desarrollo más positivo del niño. Por el contrario una madre amargada que no ha resuelto su conflicto y que no ha perdonado a esa parte de la historia, influirá negativamente en su hijo y le será muy difícil ejercer bien el rol de madre y de padre. Por último la especialista subraya que las mujeres que viven la maternidad sin el padre son claves en el desarrollo psicológico de su hijo.



miércoles, 2 de mayo de 2007

[ Orgasmos ]



La mayoría de los hombres y mujeres han sentido o vivido un orgasmo. Ese episodio que se describe como “ver las estrellas”, “tocar el cielo”, o “perder la cabeza y la noción del tiempo” esa una de las sensaciones máximas de placer que puede experimentar el ser humano. Sin embargo, hay personas que jamás lo han experimentado, y otras que lo han logrado ocasionalmente.


Orgasmo: “es una serie de sensaciones placenteras, rítmicas o contracciones que involucran la zona genital y anal en el hombre y en la mujer, y que lleva luego a una sensación de alivio, satisfacción y descarga. En dicha fase se agita la respiración y surgen incluso los característicos quejidos tan explotados por las películas. En el hombre, muchas veces va asociado a la eyaculación o descarga seminal; y en la mujer va asociado a la sensación de contracciones y alivio”

En el aspecto netamente masculino, hay que distinguir entre eyaculación y orgasmo. Normalmente tenemos la idea de que eyaculación y orgasmo son la misma cosa, pero no necesariamente cuando el hombre eyacula, logra un orgasmo. Muchas veces se produce la emisión del líquido seminal como una descarga física que no va acompañada de una sensación de placer, de alivio o relajo. Esto ocurre a veces durante el sueño o en situaciones de mucha ansiedad con la pareja en la que el hombre siente que se produce la descarga, pero es como si nada hubiese pasado. Lo mismo ocurre a veces en la mujer. Ellas pueden sentir que tuvieron algún nivel de orgasmo básico, pero no perciben placer y alivio.


Tipos de anorgasmia

Principalmente en la mujer, existen dos tipos:

Primaria: Cuando la mujer nunca en su vida sexual ha experimentado un orgasmo. Se trata de una dificultad que tiene como raíz una inhibición severa que normalmente pasa por falta de conocimiento o por no haber aprendido cómo es la estimulación necesaria para alcanzar un orgasmo. Es un problema de creencias erradas y de falta de información, y éstas son causas muy comunes en este tipo de anorgasmia.

Secundaria: Se da cuando ha logrado orgasmos en algunas etapas de su vida, pero que de pronto deja de experimentarlos. Este caso, por lo general tiene como causal situaciones algo traumáticas que han ocurrido en la historia personal de la mujer, como episodios de violencia sexual, o haberse convertido en una “perseguidora” del orgasmo. Mientras la mujer o el hombre más buscan el orgasmo, se produce lo contrario, es decir, el llamado “rol de espectador”. En este caso la persona se dedica a mirarse a sí misma para ver si le está resultando o no. Pero como el orgasmo es un “reflejo”, esa actitud lo inhibe aún más.

En este rol de “espectador”, muchas veces la pareja empieza a jugar en función de lograr el clímax, lo que hace que el encuentro sexual en lugar de ser relajado, entretenido y de disfrute, se transforme en una tarea, en la que cada vez se siente más frustración, molestia y desencuentro en la pareja.

También hay que distinguir si la anorgasmia es “General” o “Situacional”.

General: Se da cuando la persona no puede obtener orgasmo en todos los contextos o situaciones sexuales que ha vivido.

Situacional: cuando no lo logra con cierta pareja o en determinadas situaciones u ocasiones.

La mayoría de las dificultades sexuales son multi causales. Es decir, tienen antecedentes biológicos y psicológicos. Pero usualmente, éste último es el que está presente en todas las actividades sexuales. Como por ejemplo, el temor inconsciente a descontrolarse a abandonarse o a entregarse. Estos casos a veces tienen su raíz cuando las personas han sufrido daños psicológicos como la infidelidad, por ejemplo. Es más biológico cuando el problema se ha presentado desde siempre y en toda oportunidad.